Advertencias para los tiempos finales

Primeramente decir que la Palabra de Dios no es solamente el texto que en la Biblia empieza con la palabra "Evangelio", sino que este abarca la totalidad de los libros que la Iglesia Católica consideró sagrados. Entre el año 397 y 419 la Iglesia Católica con la autoridad apostólica ya establecen en dos concilios la relación de libros que están en la Biblia. Una carta del Papa Inocencio
I oficialmente recoge el canon ya fijo de 46 libros del A.T. y los 27 del N.T en el año 405.

Sabíamos por la Palabra de Dios que en los tiempos finales, muchos apostatarán de la verdadera fe. Apostatar de la fe en el contexto en el que lo menciona San Pablo en 1 Tm 4:1, se trata de enseñar a los cristianos (los que creen en Cristo y pertenecen a la única Iglesia fundada por Cristo), doctrinas que el apóstol califica de diabólicas. El cita varias de esas falsas doctrinas que algunos empezaban a propagar entre los cristianos de aquel tiempo. Tengan en cuenta que las falsas doctrinas suelen tener por fuera como un envoltorio de justicia y verdad, pero luego no lo son. Es por eso que engañan a la gente, aunque sobre todo lo que hace que los cristianos sean engañados es la ignorancia de las Sagradas Escrituras (2 Tm 3, 14-17), con la que quedan expuestos a los que propagan las doctrinas diabólicas.

Por esta razón advierto lo que se, según el don que se me ha dado. Que tengan cuidado con aquellos que "mutilan" la Palabra de Dios. No me fío demasiado de aquellos que hablan siempre de algunos libros de la Biblia, y poco o nada de otros. Por supuesto, de los que no hablan nunca de la Palabra de Dios dentro de la Iglesia, me fío menos.

Tampoco es admisible en mi opinión, elevar a categoría de Palabra de Dios una parte, y menospreciar algunos pasajes de la Sagrada Escritura, o poner en duda a los oyentes acerca de la veracidad de una determinada frase o dicho de Jesús o de alguno de los Apóstoles. Insisto, que la Palabra de Dios abarca toda la Biblia, y no sólo los santos evangelios, y dentro de los santos evangelios toda la Escritura es inspirada por Dios. Miedo me dan los que especulan sobre si aquí no tenía que haber una coma, o aquí tenía que decir otra cosa, o esta frase no la pudo decir Jesús. Aceptar esas dudas es principio para ir apostatando de la fe católica. Pero claro: ¿cómo se puede discernir si te están engañando, confundiendo, etc., si no es conociendo por ti mismo? Por eso, las invitaciones de los Apóstoles, santos, Papas, etc., a que se lean las Sagradas Escrituras.

Tampoco es doctrina sana el tratar de llevar a los fieles hacia un modo de orar más perfecto, y cargar contra otros modos de orar. No es admisible que alguien enseñe contra las devociones particulares, porque puede que esa devoción particular sea un camino que le esté conduciendo a Dios y por tanto a la Salvación.

Por supuesto, que negar dogmas de fe dentro de la Iglesia deben ser calificados como herejías y herejes a quienes los enseñan o propagan, sean laicos o sacerdotes, y bien harías en no mezclarte con esas cosas, si no quieres acabar apostatando de la fe.

Los cristianos no seguimos a ningún hombre, sino a Jesucristo, Dios y Hombre Verdadero. Y los verdaderos pastores son aquellos que predican a Jesucristo en la verdad, y no a los que prediquen sus propias doctrinas mezcladas con la verdad.

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